martes, 28 de diciembre de 2010

La diferencia está en la orientación de la vela. Jim Rohn

La diferencia está en la orientación de la vela 

Por Jim Rohn
Durante nuestras vidas, los vientos de las circunstancias soplan para nosotros en un flujo continuo que afecta todos los aspectos de nuestro ser.
Todos experimentamos las ráfagas de los vientos de la desilusión, la desesperanza, la tristeza o el infortunio. Porqué entonces, cada uno de nosotros, en nuestro propio barco individual de la vida, partiendo todos del mismo puerto, con el mismo destino en mente, llegamos a destinos tan diferentes al final de la jornada? No hemos sido TODOS expuestos a los mismos vientos de las circunstancias y zarandeados por las turbulencias del descontento?
Lo que nos guía hacia diferentes destinos en la vida está determinado por la forma en que elegimos orientar nuestra vela. La forma en que pensamos marca la diferencia en cuanto al destino al que arribamos. La diferencia principal está en la orientación de la vela.
Las mismas circunstancias nos ocurren a todos. Todos tenemos desilusiones y desafíos. Todos sufrimos reveses y momentos   en que, a pesar de nuestros mejores planes y esfuerzos,  las cosas parecen desmoronarse. Las circunstancias desfavorables no están reservadas solamente para los pobres, los ignorantes o los desamparados. Tantos los ricos como los pobres tienen problemas conyugales. Tanto los ricos como los pobres sufren los mismos desafíos que pueden llevar a la ruina financiera y la desesperanza personal. En el análisis final, no es lo que pasa lo que determina la calidad de nuestras vidas, es lo que elegimos hacer cuando nos hemos esforzado en ajustar nuestro velamen para después descubrir que, después de tanto trabajo, el viento ha cambiado la dirección.
Cuando los vientos cambian, nosotros debemos cambiar. Debemos luchar para ponernos nuevamente de pie una vez más y reorientar la vela de forma tal que nos lleve al destino que deliberadamente hemos escogido. La forma en que orientamos la vela, la forma en que pensamos, respondemos y actuamos tiene mayor capacidad de destrucción que cualquier desafío que podamos enfrentar. La capacidad y la rapidez de respuesta ante la adversidad es mucho más importante que la adversidad en sí misma. Una vez que nos disciplinamos para entender esto, fácilmente sacaremos la conclusión de que el gran desafío de nuestra vida es controlar nuestros propios pensamientos.
Aprender a reorientar la vela cuando los vientos cambian en vez de abandonarnos a ser empujados en una dirección azarosa que nosotros no hemos deliberadamente escogido requiere el desarrollo de un hábito enteramente nuevo. Involucra el ponerse a trabajar para establecer una poderosa filosofía personal que le ayudará a influenciar positivamente todo lo que hacemos y todo lo que pensamos y decidimos. Si podemos tener éxito en este valioso cometido, el  resultado será un  cambio en el curso de nuestros ingresos, relaciones y estilo de vida, y un cambio en la forma en que sentimos sobre el valor de las cosas y los tiempos de desafíos. Si podemos alterar la forma en que percibimos, juzgamos y decidimos acerca de los asuntos principales de la vida, sólo entonces podremos cambiar en forma dramática nuestras vidas. 

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